November 16, 2020
Creo que no me pasa solo a mi, pensar en mudarse es un follón, que si muebles, puestos de trabajo, material oficina, teléfonos, cambio de dirección, bla, bla bla… y debido a nuestro ADN somos un grupo con una alta tendencia al cambio.
Encontrar un espacio con un modelo tradicional que se adapte a todos los cambios que sufre una compañía a lo largo de los años es imposible. Si ya nos conoces un poco, sabrás que uno de nuestros valores es “nos adaptamos al cambio” y esto nos exige tomar decisiones que nos hagan ser cada vez más flexibles. Tener una oficina propia es todo lo contrario, es la rigidez al extremo, contratos de larga duración, reformas que condicionan un periodo de amortización, y lo que eso implica, limitaciones en número de puesto de trabajo, en movilidad etc. Un concepto totalmente antagónico a este valor.
Como nuestras necesidades cambian, el número de personas del equipo y seguirán haciéndolo…..creo que (por fin) hemos encontrado un espacio que está muy cerca de cubrir todas nuestras actuales necesidades con una gran flexibilidad a adaptarse a las futuras.
Y con todo esto la decisión estaba clara, nuestra nueva oficina tenía que ser algo diferente así que nuestro nuevo “hogar” en Madrid es Spaces – Atocha, para los que no la conozcan es un compañía, que fue fundada en los Países Bajos y adquirida por Regus en 2015, con más de 100 oficinas repartidas por todo el mundo, 3 de ellas en España, 2 en Madrid y una en Barcelona. Y esto, más allá de un dato significativo en términos de tamaño, es un activo para nuestro grupo, porque al ser cliente de Spaces te da derecho a acceder libremente al Bussiness Club y reservar salas en cualquier ciudad en la que Spaces está presente. De esta forma, mañana mismo, podemos organizar una reunión o trabajar en “nuestra oficina” de San Francisco, Londres, Sidney, Johannesburgo o de Lima por poner algún ejemplo.
La tendencia en el uso de este tipo de espacios de trabajo es irreversible desde freelances a mega compañías como Facebook o Airbnb han hecho una apuesta clara en este sentido. Sólo hay que ver el número de espacios de coworking disponibles: en el 2010 había 600 en todo el mundo y en 2018 ya hay más de 18.000. Los números no dejan lugar a réplica. Los datos de uno de los buques insignia de este modelo, WeWork, hablan por sí solos. Una compañía que en poco más de siete años tiene una valoración superior a los 26.000 millones, convirtiéndose en la tercera startup en valoración en USA sólo por detrás de Uber y Airbnb.
Además como nos “tomamos en serio pasarlo bien” necesitamos una oficina donde dispongamos de diferentes espacios de ocio o descanso: futbolín, pin-pon, cafetería, y actividades complementarias de tipo lúdico como clases de yoga, taichi, stretching, etc y eventos semanales de formaciones o charlas inspiradoras, etc